sábado, 28 de octubre de 2017

El Comandante que florece cada 28 de octubre.









Un regalo de flores es  tradicional  homenaje  al héroe que resurge desde las aguas  cada 28 de octubre. 

Ese tierno  tributo al Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán lo constatamos hoy en Pinar del Río, en ocasión del aniversario  58 de la desaparición física del hombre del sombrero alón y  la sonrisa eterna.

Es la habitual forma de recordarlo.En 1959 el avión que lo transportaba de Camagüey a La Habana    cayó al mar, sin encontrarse restos.

 Se extinguió el Señor de la Vanguardia, pero desde entonces está más vivo  en el corazón de cada cubano.

No  es posible olvidar al expedicionario del  Granma,  el audaz  guerrillero de la Sierra Maestra y   quien junto al Che  emprendió la Invasión de Oriente a Occidente para llevar la guerra a todo el país.

Al frente la columna número dos Antonio Maceo arribó a la provincia de Las Villas, donde libró decisivos combates.

 El pueblo le otorgó espontáneamente el calificativo de Héroe de Yaguajay, por el protagonismo en la toma de la ciudad de igual nombre.

De Camilo dijo el Che “fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel  en los momentos difíciles de la guerra  y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio  un instrumento para templar  su carácter y forjar el de la tropa”.

Lo calificó como “el más brillante de los jefes guerrilleros”

 Camilo fue un combatiente  muy querido por los cubanos.   Su humildad, sencillez, una jovialidad como pocos,  y el  inmenso amor a la gente, caracterizaron al héroe que salió del pueblo.

Luego del triunfo revolucionario  fue designado jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde.

Nació el 6 de febrero de 1932, en La Habana, en el seno de una familia modesta. Lejos estaban todos de imaginar que muy joven  se convertiría en uno de los hombres más grandes en la historia de cuba.

 Hoy las aguas se cubren de flores, símbolo  de  amor al  inolvidable Comandante.






viernes, 6 de octubre de 2017

A 41 años del Crimen de Barbados, el dolor continúa multiplicándose

El 6 de octubre de 1976, Cuba se vistió de luto. 57 hijos suyos murieron en el que es considerado hasta la fecha el mayor crimen terrorista perpetrado en el hemisferio Occidental: la explosión del vuelo 455 de la línea Cubana de Aviación, procedente de Barbados y con destino final a la mayor de las Antillas.

Otras 16 personas fallecieron en el acto, a causa de dos bombas que hicieron estallar la nave y colocadas por orden de Luis Posada Carriles y Orlando Boch, al servicio de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.

En Cuba, fueron millones los cubanos que lloraron, conmovidos, indignados, ante tamaño horror. La edad promedio de las víctimas de casa apenas rebasaba los 30 años, y casi la mitad de ellos eran integrantes del equipo juvenil de esgrima, que regresaban orgullosos y felices de ganar todos los títulos disputados en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de esa disciplina.

Sin embargo, sus padres no pudieron abrazarlos, besarlos, ni tan siquiera llorar sobre sus cuerpos, pues de 73, solo lograron rescatarse ocho.

Pero como aseguró Fidel en el acto de despedida de duelo de las víctimas: “Frente a la cobardía y la monstruosidad de crímenes semejantes el pueblo se enardece, y cada hombre y mujer se convierte en un soldado fervoroso y heroico dispuesto a morir (…) No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica (…) ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”. (Arailaisy Rosabal García/ Radio Cadena Agramonte) (Foto: www.vanguardia.cu)