En
el umbral y progreso de la Revolución
Cubana, Vilma Espín Guillois es imprescindible.
Heroína
de la lucha clandestina contra la
tiranía batistiana y combatiente del Ejército Rebelde, dedicó sus esfuerzos a
la construcción de una vida nueva.
Dejó
huellas en la obra que disfrutamos y en
el corazón de su pueblo.
Activa integrante del Movimiento 26 de Julio
participó en el alzamiento del 30 de Noviembre de 1956, en Santiago de Cuba, bajo
las órdenes de Frank País , con el objetivo de apoyar el desembarco del Granma.
Déborah,Alicia,Mónica,Mariela,
fueron nombres que encubrieron su verdadera identidad, en la Sierra y el Llano .
No
así la entereza y convicción de esa santiaguera, que luego del acoso del
ejército en la ciudad se incorpora a la lucha de liberación en la Sierra Maestra, convirtiéndose en la legendaria guerrillera del Segundo
Frente Oriental Frank País.
Vilma supo
como
nadie conjugar la combatividad con la ternura, bondad y amor que la caracterizaron.
Nada
extraño en quien fue educada en un hogar
colmado de afecto, donde predominaban los valores éticos, la austeridad, sensibilidad
humana y comprensión.
De
sus padres tuvo el ejemplo de justicia, honradez, del bien y la verdad.
El
amor por el estudio, la lectura, la superación cultural, la afición por el
deporte y la naturaleza fueron virtudes
que enriqueció con la práctica diaria.
Incansable
defensora de los derechos de las féminas, fue Vilma presidenta de la Federación de
Mujeres Cubanas , desde la creación hasta
el último minuto de su vida, el 18 de junio de 2007.
Su
obra está en cada tarea a favor de la mujer: En la batalla para alcanzar el sexto
y noveno grados; en la creación de la Escuela
de Cuadros Fe del Valle y en la escuela para
campesinas Ana Betacourt.
Promovió
la incorporación de las féminas al trabajo y creó los círculos infantiles.
Desde
su propio ejemplo de esposa, madre de
varios hijos y abuela de ocho nietos, preservó los derechos de familia como fundamental en la sociedad.
Ella
vive.