miércoles, 24 de febrero de 2016

Estemos alertas,el Zika amenaza.

Escrito por Nevia Sarmiento díaz.

 Si la salud continúa siendo lo más importante para que desarrollemos, como seres humanos, una vida plena; cómo es posible que obstaculicemos acciones saludables, que sin el menos costo, nos brindan total garantía.

El escenario hoy, es bien complejo en América Latina en relación a la rápida expansión del virus del Zika, que afecta ya a 30 países del área, en la que geográficamente se ubica Cuba. La Organización Panamericana de la Salud estima que llegue a todos los continentes.

Para nadie es secreto que el mosquito Aedes Aegypti, es el vector que transmite esta enfermedad y otras como el Dengue y el Chikungunya, las que constituyen un peligro potencial para la vida.

Las circunstancias obligan a que, de manera consciente, extrememos las medidas preventivas para eliminar los posibles focos del Aedes y evitar que el Zika afecte a nuestra población.

Recientemente fue conformado un contingente con 440 trabajadores de la salud quienes llevan a cabo una campaña intensiva en los municipios más comprometidos, que actualmente son Pinar del Río y San Luis.

Además como medida emergente, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, apoyan esta ofensiva en la que identifican criaderos, distribuyen abate y aplican la fumigación intensiva intra y extra-domiciliaria.

Pero, de nada valen estas acciones si continúan reportándose casas cerradas y personas que se resisten a realizar el tratamiento adulticida; porque en ese preciso momento no tienen la capacidad de razonar de manera sensata.

Claro, lejos están de imaginar que el Zika puede producir, el síndrome de Guillain Barré, una agresiva afección que daña el sistema nervioso, incapacitando al que la padece.

También otra de las consecuencias, que repercute en las embarazadas, es concebir a un bebé con microcefalia.

Es preciso ver esta enfermedad como una amenaza latente, pues cada día es mayor el número de visitantes foráneos y de cooperantes que llegan desde países afectados.

No podemos continuar ajenos, ni evadir compromisos porque de cierta manera todos tenemos una alta cuota de responsabilidad, pues, sin pretenderlo, convivimos con el peligroso insecto.

Estemos alerta y no demos ni un segundo de tregua al indeseable huésped.
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