miércoles, 8 de mayo de 2019

Querida Celia.


Es   difícil hablar de Celia Sánchez Manduley. Son  insuficientes las palabras para destacar la excepcionalidad de  esta mujer, fusión de fortaleza y ternura que despertó  en los cubanos hondos sentimientos de amor y gratitud.

La singularidad viene quizás desde la cuna.  El nacimiento  el 9 de mayo de 1920 de una  robusta niña de nueve libra y  12 onzas, fue  sobresaliente en Media Luna, provincia oriental de Granma .

El mes de las flores le dio la bienvenida: desde entonces delicadeza y vitalidad   se dieron la mano para acompañar  siempre  a un corazón de miel y acero.

La misma  joven que  de sus ahorros regalaba juguetes a los niños de su pueblo el día de reyes, cometía una  diablura , una broma, disfrutaba de la lluvia o de los encantos de la naturaleza, fue la  mujer que mas tarde  se insertó al Movimiento 26 de Julio y a la lucha en la Sierra Maestra.

De su padre, Manuel Sánchez Silveira recibió una educación  de respeto, alejada de prejuicios y convencionalismos y de Acacia Manduley Alsina, su madre, tal vez el carácter lozano y amable, cualidades que no eclipsaron en ningún momento a la guerrillera que fue, la  recia revolucionaria, la heroína: madre de muchos cubanos.

El 11 de enero de1980 fallece  Celia Sánchez Manduley, última prueba de su  peculiaridad, porque ni   la  penosa enfermedad que sufría,operada incluso de un pulmón ,la hizo alejarse de su trabajo ,ni de la sabiduría que  solo ella supo irradiar 
.
Desde el triunfo de la Revolución ocupó el cargo de  Secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba sirviendo al Departamento de Servicio del Consejo de Estado hasta su muerte.


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